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Por Dr. Alberto A. Allemand, Rector de la Universidad CAECE.

El mundo está transitando por lo que se conoce como la Cuarta Revolución Industrial, donde, entre otros temas, la capacidad de contar con ilimitada cantidad de datos se hace posible y ofrece un campo inagotable de generación de información y transformación del conocimiento. Esto pasa a ser un elemento clave, para que los sectores público y privado colaboren e impacten en forma positiva en la calidad de vida de las personas y en la economía de los países.

En este contexto, la formación y capacitación de las actuales y nuevas generaciones adquiere una fundamental importancia y es por ello que debemos prepararnos para un escenario de cambio que nos demandará una importante flexibilidad y creatividad para adaptar contenidos, medios, herramientas y procesos. Este desafío nos abarca a todos, autoridades, docentes y alumnos.

Este momento del mundo nos lleva más que nunca a no confundir información con conocimiento. El diferencial ya no radica en el acceso a la información, porque podemos acceder a ella muy fácilmente y en el volumen que queramos. El gran desafío que tenemos, pensando a futuro, no está en la obtención o transmisión de información, sino en brindar herramientas para que el alumno pueda construir conocimiento. Esto significa que se pueda producir la transformación de datos en un proceso completo de generación de conocimiento, que además pueda en sí mismo permitir su evolución y transformación.

En este contexto, es muy importante que este conocimiento deba estar comprometido con valores, y con la capacidad de multiplicarlo y desafiarlo para adaptarse a un mundo que cambia permanentemente, pero siempre en el marco de esos valores.

La Universidad CAECE nació con ese espíritu de anticipación a los desafíos de un mundo en transformación y hoy renueva su apuesta para seguir formando a los profesionales del futuro.

Hoy nuestra propuesta se basa en dos componentes clave: Innovación e Inspiración. Por un lado, innovación para imaginar el conocimiento que deben adquirir los alumnos, impulsado por el uso de herramientas tecnológicas transversales a toda la oferta académica. Por otro, docentes que los inspiren durante el proceso de aprendizaje, para no solo acompañar a los alumnos, sino también para conseguir que desarrollen las habilidades, competencias y valores necesarios para poder insertarse en el mundo cambiante que viene y así poder abordar los trabajos del futuro.

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